Os ofrecemos una entrevista en exclusiva que realiza Javier Panera a Erwin olaf y que será publicada en la revista norteamericana Artpulse del mes de Diciembre
Javier Panera: Hace unos años el crítico de arte francés Jean-François Chevrier escribió un ensayo titulado “La fotografia entre las bellas artes y los medios de comunicación”, para referirse a los diferentes modos de asimilación del soporte fotográfico por el sistema del arte. En mi opinión el título de ese ensayo se podría aplicar perfectamente a tu trabajo. ¿Te sientes más cerca de las bellas artes o de los medios de comunicación moda, publicidad, etc?
Erwin Olaf: Durante muchos años, me he sentido cómodo con la fotografía publicitaria y editorial. He hecho numerosos anuncios, carteles para compañías de teatro y reportajes para revistas. Solo al principio de mi carrera, desde
Sin embargo, en torno a 1997, empecé a sentir la necesidad de expresar más mis emociones personales y, cuanto mayor me hago, mejor me siento cuando puedo realizar mi propia obra, completamente libre de las restrictivas normas de un cliente.
Además, a pesar de que no quiero dejar de trabajar jamás en publicidad, en la moda o para las revistas (¡porque trabajar en esos campos hace que mantenga mi independencia del mundo del arte también!), hoy en día me siento más próximo a las artes visuales.
JP- Tu posición frente al mundo de la moda y la publicidad es, sin embargo, paradójica participas en campañas publicitarias de marcas de prestigio como Diesel o Levi’s o Lavazza, pero al mismo tiempo has realizado series fotográficas que critican el sistema de la moda utilizando la ironía e incluso un cierto sarcasmo como sucede en “Fashion Victims” (2000) o “Mature” (1999) que me parecen dos trabajos fantásticos. ¿Intentas combatir con el sistema de la moda “desde dentro” o se trata simplemente de un juego?
EO- Para mí, el ámbito de las artes visuales es un enorme campo de juego en el que me gusta jugar y tomarle el pelo al espectador. Y a pesar de que mi visión sobre nuestra sociedad es una visión crítica, son raras las ocasiones en las que hago comentarios políticos fuertes. Prefiero que mi arma sea el humor irónico.
JP- En 2005 participaste en la exposición colectiva Barrocos y Neobarrocos. El infierno de lo bello, en el DA2 de Salamanca. ¿Te consideras un artista neobarroco?. Te hago esta pregunta; porque la otra referencia que se ha ido haciendo cada vez más evidente en tu trabajo es la historia de la pintura del Manierismo y el Barroco e incluso la pintura del siglo XIX o de artistas como Edward Hopper en algunas de tus últimas series.
EO- No, no me considero un artista neo-barroco. En mi obra me encanta explorar todo tipo de arte visual. Me gusta en especial hacer referencia en mis obras al arte de la pintura, desde el pasado hondo y reciente. Eso se debe a que, realmente, me inspiran más los cuadros de lo que me inspira la fotografía reciente. En una visita que hice a El Prado, la obra de P.P. Rubens Lapitas y centauros me dio la idea para mi serie “Paradise” (2001), mientras que las series “Rain” y “Hope” (2004/2005) están inspiradas en los cuadros de Edward Hopper y Norman Rockwell.
JP -¿Utilizas los referentes pictóricos como alegorías para hablar del presente o como simples ejercicios de estilo?, ¿Te consideras un pintor frustrado o piensas como Chevrier que se puede “pintar” con la fotografía?
EO- No me considero un pintor frustrado, aunque admiro sinceramente la profesión de la pintura. No tengo la paciencia necesaria para pintar, la fotografía se corresponde mucho más con mi carácter. Durante muchos años he amado la auténtica fotografía en blanco y negro, en especial en mis trabajos con el cuerpo humano, porque la traducción del color de la piel en todo tipo de grises, blancos y negros ha supuesto una verdadera inspiración.
Solo tras la introducción de Photoshop empecé a trabajar en color con pasión porque a partir de ese momento podía manejar los colores como un pintor. Desde entonces me fijo más y más en los cuadros para aprender y obtener inspiración para mi trabajo como fotógrafo.
JP- Tengo la sensación de que en tus primeras series como “Chessmen” (1987-88) estabas más preocupado por la identidad que por contar historias y que la parte más significativa de tu trabajo eran retratos en los que utilizabas con profusión las prótesis y las máscaras sin embargo percibo -aproximadamente desde el 2000- que tu trabajo se complejiza en términos compositivos y a partir de series como “Paradise, The Club” (2001) y “Separation” (2002) adquiere una dimensión más narrativa, incluso más cinemática hasta llegar a trabajos como Hope (2005) o Grief (2007) que casi podrían ser definidos como “películas de un solo fotograma”. Al mismo tiempo, el vídeo adquiere cada vez mayor protagonismo en tu trabajo ¿Ha pasado a interesarte más el cine que la pintura como referente?.
EO- Aunque resulte curioso, cuanto mayor soy, más me inspiran las películas que vi en la época en que acababa de empezar a vivir solo, cuando tenía unos dieciocho años. El cine de los sesenta/setenta y de principios de los ochenta puede conmoverme profundamente, por la asombrosa cantidad de detalles, como en Ludwig de Visconti, por su mensaje político, como en Salo de Pasolini, por su mirada estética sobre la violencia y la sexualidad, como en A Clockwork Orange de Kubrick, así como por actuaciones increíbles como las de Burton y Taylor en ¿Quién teme a Virginia Woolf?
Esas películas y muchas otras están almacenadas en mi cabeza. De vez en cuando aparecen en mi mente y me proporcionan alguna idea para mi trabajo fotográfico.
JP- ¿Qué papel ha jugado en tu obra la tecnología digital para el tratamiento de las imágenes? En tus obras de los años 90 se te veía fascinado por las posibilidades plásticas que te ofrecían las nuevas tecnologías, pero creo que progresivamente has ido depurando tu estilo hasta desprenderte de artificios gratuitos.
EO- Cuando llegó Photoshop en torno a 1992, al principio, no me interesaba en absoluto utilizarlo. No fue hasta 1997, más o menos, a raíz de que tuve que emplearlo en un anuncio que me habían encargado, cuando poco a poco empecé a interesarme por sus posibilidades. De ahí surgió la serie "Mature” (1998), en la que, fundamentalmente, lo utilicé para hacer que las modelos tuvieran un aspecto un poco más sexy y para eliminar algunos detalles perturbadores.
Más tarde, mi interés en el uso de Photoshop “explotó”, lo que dio como resultado series como “Royal Blood” (2000) y “Paradise” (2001). Realmente quería celebrar las posibilidades y la existencia de esa fantástica invención.
Después de esa explosión empecé a emplear Photoshop cada vez más como herramienta de color, para manejar el uso del color y la atmósfera como lo hace un pintor.
JP- El “Humor negro” y la ironía han sido rasgos distintivos de una parte significativa de tus trabajos, sin embargo en tus últimas series como “Hope” (2005), “Grief” (2007) o “Dusk” (2009) tengo la sensación de que tu trabajo se ha vuelto más introspectivo y el sentimiento de melancolía o el concepto de “tiempo suspendido” –en parte asociado a la muerte- se han convertido en rasgos esenciales de tus fotografías. ¿Las motivaciones son personales? ¿Se ha vuelto Erwin Olaf una persona más “seria”?
EO- En mi opinión, un artista siempre debería tratar de reflejar sus sentimientos personales en su obra. Me gusta utilizar mis propios proyectos para reflejar alguna de las emociones y sentimientos en los que estoy inmerso en el momento en que estoy creando mis series fotográficas.
Cuando era más joven, tuve problemas con mi sexualidad y eso se reflejó en series como “Squares” y “Chessmen”, mientras que, en un momento posterior de mi vida, pasé por un periodo muy agresivo que se tradujo en series como “Royal Blood” y “Paradise”.
A medida que cumplo años, me voy dando cuenta más y más de que todos nacemos solos y de que todos desapareceremos solos. Es posible que eso se plasme en series como “Separation”, “Rain”, “Hope” y “Grief”.
Por supuesto, me vuelvo más serio o melancólico cuanto mayor soy, la vida es así. Aunque me sigue gustando ir de fiesta de vez en cuando o hacer cosas que Dios ha prohibido, cada vez me gusta más llevar una vida más introspectiva.
JP- El otro tema que aparecen de modo intermitente en tu trabajo son las relaciones de poder. ¿Se puede hacer una lectura en clave política de series como Hope o Grief o hablas sobre todo de relaciones personales?.
EO- Cuando las relaciones de poder se reflejan en mi obra, en unas ocasiones se trata de algo político y, en otras, de algo más personal. Para mí es un tema muy interesante con el que trabajar y, a decir verdad, nunca sé dónde comienza el elemento personal y dónde acaba lo político. Además, me gusta que no esté demasiado claro, hace que la historia sea más honda y más interesante.
JP- Tu exposición “Darts of Pleasure” en el DA2 de Salamanca recorre 25 años de trabajo a lo largo de los cuales se han producido cambios significativos en tus fotografías, pero al mismo tiempo, hay muchas señas de identidad que permanecen. ¿En qué se parece -y en que ha cambiado- el Erwin Olaf de 1984 frente al Erwin Olaf de 2009?.
EO- Me resulta extremadamente difícil pensar en mí como una persona que ha experimentado cambios significativos. Por supuesto, sé que me he hecho mayor y que hoy en día soy más maduro, pero creo que eso es algo que tiene que suceder en la vida de todo el mundo, de otro modo te conviertes en una caricatura de ti mismo.
Creo que sigo siendo muy inquieto y que todavía me gusta descubrir muchas cosas en la fotografía, el cine y el ámbito artístico.
Sin embargo, creo que soy menos agresivo, hoy en día me doy cuenta un poco más de que se puede impactar y escandalizar a muchas personas con una simple imagen, pero, al mismo tiempo, me niego a censurar mi propia obra.
En la actualidad, a veces soy un poco más sentimental y estoy triste sin motivo, lo que se ha traducido en algunas de mis obras recientes.
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